w a l k o n e a r t h es el lugar donde desahogo mi conciencia y aplasto mis frustaciones. También lo hago en otros lugares, pero me pagan por ello...



martes, 6 de abril de 2010

BIG SCIENCE Y CIENCIA NOÉTICA, TAL VEZ…


Voy a entrar en un terreno difícil. Un terreno en el que mi ignorancia provoca que resbale una y otra vez y me invite a abandonar el avance. Aunque la verdad es que mi mente es torpe y probablemente incrédula. Ese es mi problema y creo que el de miles de millones de personas. Si, ya lo sé, un atrevimiento.
Lo que no soy es cobarde.
Además, es mi trabajo como fotoperiodista lo que me ha llevado a esos dos términos y de ahí mi reflexión. Por eso justifico esta entrada. De estos lances deriva mi pasión por esta profesión: del huevo frito a la corbata, pasando por Einstein.
Hace poco he empezado a leer sobre esos dos términos del título de la entrada: Big Science y ciencia noética. Claro que para explicar uno y otro harían falta volúmenes enteros escritos y mentes lúcidas y/o iluminadas por el saber, pero no cuesta nada ofrecer una breve definición y así daremos un cierto sentido a esta reflexión surgida de la inopia y de la valentía de un servidor.
El término inglés Big Science parece que se empezó a utilizar en tiempos posteriores a la 2ª Guerra Mundial (concretamente en 1961), cuando gobiernos, instituciones magnas, fundaciones poderosas y mecenas importantes comenzaron a apoyar, invertir y promover grandes investigaciones científicas llevadas a cabo por grandes equipos de eruditos que unían sus portentosas mentes con un único fin: el de esa indagación que, precisamente, los había ensamblado intelectualmente. Esas investigaciones experimentales han continuado y han evolucionado en las últimas décadas. Para ello no se ha reparado en gastos y se han construido y utilizado maquinarias y dispositivos a gran escala, en tamaño y en ambición. Un ejemplo de ello es el sincrotrón del CERN, el Programa Apolo, el telescopio Hubble o nuestro cercano y reciente sincrotrón ALBA en Catalunya, un anillo acelerador de partículas como el ya famoso instalado en Suiza. Estos laboratorios permiten la experimentación con haces de luz para explorar el propio interior de la materia. Ahondar en el origen de todo (incluso del llamado Big Bang) y así intentar escudriñar (casi en términos metafísicos) el sentido y principio de todas las cosas. Del Universo y de lo que en él se contiene. Del todo.
La ciencia noética, utilizada por el escritor Dan Brown en su última novela visionaria como motivo de reflexión (que conste que no creo yo en sus visiones), es aquella ciencia que estudia la influencia del pensamiento y la mente humana en la materia (lo sé: controvertida, pero real). Esta disciplina investiga como la conciencia y el potencial del cerebro humano se relacionan con el universo físico exterior y si pueden transformarlo o no. Ya existen importantes y serias investigaciones en este campo, aunque no son todavía lo que podríamos denominar “populares”.

Y ahora voy con mi reflexión abstracta, tan sólo una opinión en un mar de opiniones.

¿Tal vez sea la mezcla de ambos conceptos lo que conduzca a las claves del éxito de la raza humana? ¿Lo que nos lleve a ese gran salto evolutivo que falta? ¿Puede que esa consecución de combinar mente y máquina a niveles globales nos salve de la devastación absoluta?. Son preguntas sin respuestas por ahora. Al menos para el humano vulgar. Puede que la Big Science descubra los secretos íntimos de la materia y que la noética haga lo mismo con la fuerza de la mente. Si la unión del pensamiento de muchos humanos provoca su fuerza y un aumento de su influencia, podríamos soñar con alterar la materia y todo lo que eso conlleva siempre que nos pongamos de acuerdo (algo nada fácil). Podríamos soñar con que en los aceleradores de partículas se investigue sobre el alma de la materia y sobre los impulsos electromagnéticos del cerebro humano. La inversión de los conceptos.

Es sólo un sueño, pero también era impensable para Pitágoras o para Newton hablar a 10.000 km de distancia con un pequeño aparato pegado a su oído con algún compañero suyo de mente privilegiada. Hoy todos llevamos en nuestro bolsillo un aparatito de esos.

Es sólo un sueño.