w a l k o n e a r t h es el lugar donde desahogo mi conciencia y aplasto mis frustaciones. También lo hago en otros lugares, pero me pagan por ello...



sábado, 31 de octubre de 2009

Anecdotario del fotógrafo. Get Ready!

(C)DE LAS IMAGENES ALFONS RODRÍGUEZ/PROHIBIDO SU USO/DO NOT USE.



Sucedió en Kenya, en el año 1991, yo estaba allí cuando Bush padre y Sadam Hussein se peleaban por primera vez por el petroleo de Kuwait. Las personas que iban a morir por ello no importaban. Más tarde, casi 14 años después viviría el enfrentamiento "Hussein-Bush hijo" en primera persona y en Irak. Pero aquello ya pasó.
 Como decía sucedió en Kenya, en Massai Mara. Iba yo tan tranquilo paseando por el borde de una oscura charca con la cámara en el hombro, no muy lejos de un campamento para guiris. Ocurrió en unos pocos segundos, la enorme bestia emergió como salida de la nada y me amenazó con una colosal dentellada al aire (afortunadamente!). Levanté la cámara con unas manos temblorosas, sudor en la frente y sin saber bien que hacía disparé una sola foto. Aqui la tenéis.
El bicho se volvió a sumergir lentamente, pero yo me quedé de piedra. Joder, aquello medía casi  4 metros...
Lo que también me quede es esta imagen para el recuerdo y la enseñanza de que estar preparado es esencial en este oficio. No recuerdo si mi cámara estaba encendida, si la medición que indicaban sus escalas estaba seleccionada por mi, si llevaba la hiperfocal en mi objetivo...de hecho no recuerdo ni el nombre del cocodrilo! Ha pasado demasiado tiempo para poder recordar semejantes nimiedades frente al susto que me llevé, que es lo que perduró. Además de la foto, por supuesto.
Ahora la comparto y añado: Get ready!.
Por cierto, un último apunte: el guarda del campamento me dijo después: "¿cómo?, no lo entiendo... no debería de estar ahí. estas bestias están en charcas más alejadas..." un cocodrilo despistado, debería pensar yo. Uf!

Fotografía "sensual": mejor sugerir.

(C)DE LAS IMAGENES ALFONS RODRÍGUEZ/PROHIBIDO SU USO/DO NOT USE.



Curvas, colores cálidos, planos cortos, movimiento, desenfoque, expresiones, una mujer, un hombre, un cigarro, sudor, gestos...sugerencias más que evidencias. Aquí tres ejemplos.

viernes, 30 de octubre de 2009

Mumbai, la fuerza de Ganesh








(c) todas las imagenes alfons rodríguez

Fotografía documental: desvelo, reflexión y responsabilidad.



Decía Roland Barthes: “No me podría unir a ese grupo de personas que aborda la fotografía desde el punto de vista del fotógrafo…”, y, sinceramente, se podría decir que estoy con el señor Barthes. Por eso me gustaría hablaros de fotografía en singular y no de fotografías, en plural. La importancia histórica de la fotografía documental ha sido la responsabilidad que ésta ha tenido de mostrarnos el mundo. Incluso hoy en día sigue con esa pesada carga a sus espaldas.


Las herramientas utilizadas por la fotografía en su ardua labor son tres. En primer lugar están las cámaras fotográficas, tan solo unos instrumentos de precisión óptica que han ido evolucionando a lo largo de la historia y que tienen un papel secundario en todo esto (no digo que no sea importante). Con ellas transformamos la fotografía sin “s” en fotografías, con “s”. Precisamente esas fotografías, antes en película sensible y hoy en archivos digitales, son la segunda herramienta. Son, por así decirlo, la versión tangible o el cuerpo que alberga el alma del concepto fotográfico. Una función nada desdeñable.

Y, supongo que ya lo esperáis, luego está la tercera, la definitiva y más relevante: los que realizan las fotos, los que presionan el botón del obturador, los que miran y además ven. Todos aquellos que además de fotógrafos son muchas más cosas. Personas con buena intención, comprometidas, sensibles, creativas, conscientes de su responsabilidad y con unos valores firmes, respetuosos y transigentes. No es fácil, queridos amigos, pero tan solo la búsqueda de ese ideal ya nos sitúa en el camino del posible éxito.

Si la fotografía documental es por tanto desvelo, reflexión y responsabilidad, no deberíamos estar de acuerdo con la definición de Barthes en la que aseguraba que la fotografía en general es una nueva forma de alucinación, de percepción falsa pero auténtica en cuanto al tiempo se refiere. Yo prefiero no complicarme y mostrar el mundo como es, no como yo lo veo. ¿O tal vez es al revés? Es menos malo agitarse en la duda que descansar en el error, como dijo Manzoni.

Amigos fotógrafos, intentad no descansar nunca en el error pues la responsabilidad es grande en esto de la fotografía documental. Suerte.

Reflexiones de un fotoperiodista confundido

Como mi condición de fotógrafo pasa irremisiblemente por la de ser humano, estoy terriblemente confundido. Es uno de mis derechos. ¿No?
Hace años me puse a trabajar en esto del fotoperiodismo como quién estrena hogar, coche y amor a la vez, cada cosa en su correspondiente nivel, por supuesto. Me lancé a un mar de ilusiones, proyectos e inquietudes alentadas por la edad, los fuertes ánimos y el compromiso. Me lancé sin chaleco salvavidas. Ahí estaba yo, amigos lectores, nadando a contracorriente, sin aire en los pulmones, muerto de frío pero arropado por la pasión y la motivación de un futuro lleno de oportunidades y de luchas que ganar o de oportunidades por las que luchar, que es más o menos lo mismo.
Pasaron los años y la juventud se convirtió en madurez, que no en vejez. Con la madurez llegaron las responsabilidades de todo tipo, con las responsabilidades llegaron las presiones, con las presiones los errores, con los errores los fracasos y con los fracasos el aprendizaje y el perfeccionamiento en el difícil arte de la vida.
Y ahora, cuando estaba encontrándole el truquillo a esto de vivir y ser feliz, entre yerros y aciertos, descansando en un comodísimo colchón de experiencias ya vividas, me doy cuenta de que tengo que volver a empezar. Mejor expresado: he de volver atrás, hasta el punto en que comencé a relajarme y verlas venir en vez de ir a buscarlas. Por lo menos, no es el principio absoluto.
Hoy me doy cuenta de que la flacidez espiritual inducida por el éxito es un arma de doble filo. La lucha continúa, las responsabilidades son mayores que nunca, los mayores retos están por llegar, la estaca espera detrás de cada puerta y la gloria final no es nada. Nada. Lo importante es el camino y los obstáculos que se han de sortear. Caer y levantarse. Caer y levantarse.
Los jóvenes que hoy dan el primer paso en el noble oficio del fotoperiodismo, porque es noble cuando se desempeña bien, no saben lo que les espera: contradicción, violentos choques éticos, decepciones, puertas que se cierran sin justificación y un largo etcétera. Delante de mi pasan muchos de los que están en ciernes y en su rostro veo mi rostro, el que lucía años atrás. Desbordante de ilusión y confusión a la vez.
Les diría que no se ofusquen por un futuro incierto, lleno de socavones oscuros. El futuro no existe. Sólo el pasado (que es invariable) y el presente (que es efímero) son conceptos de los que extraer algo útil: la experiencia. Es más, diría que en definitiva todo es pasado en realidad, pues el presente deja de serlo en el mismo instante en el que ocurre. El futuro es sólo el reflejo de nuestro pasado. Que en la confusión metafísica en la que puedes caer en el desempeño de tus funciones como ser humano y como fotoperiodista está la clave: la duda te mantiene despierto y avanzando. Las luchas, los éxitos y los fracasos son el alimento de todo y de todos. De los tres hechos nos nutrimos por igual.