w a l k o n e a r t h es el lugar donde desahogo mi conciencia y aplasto mis frustaciones. También lo hago en otros lugares, pero me pagan por ello...



lunes, 13 de diciembre de 2010

BELCHITE. Y QUE NO HAY MANERA.



(C)DE LAS IMAGENES ALFONS RODRÍGUEZ/PROHIBIDO SU USO/DO NOT USE.

PRÓLOGO: Escribí esta entrada en Bardallur, recién llegado de mi visita a Belchite. Las fotos, me tendréis que disculpar, las realicé con Iphone y después las revelé con Photoshop para intentar corregir en la medida de lo posible las carencias cualitativas. Gracias por la comprensión.
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Todavía tengo el barro húmedo en mis botas (la pasada noche llovió un poco) cuando tecleo esta observación. Opinión y/o impresión que parten de la experiencia circunstancial, de la inopia (la mía, si no hablaría con más rigurosidad), y aquí la efervescencia: del repateo del hígado y de las partes nobles a que me someten, de vez en cuando, aquella banda de desaprensivos compuesta por ciudadanos de a pie, gamberros, políticos  e ineptos ( a veces es todo lo mismo) que se juntan para que, con la providencial conjunción de astros, yo pase por allí y me revuelvan el estómago, cuando algo es depravado, desidioso y cruel. Imbéciles, ignorantes y tontos del culo (perdón) que pueblan esas españas, en minúsculas, que son parte de nuestra historia, memoria y carácter. Esos lugares que vivieron momentos de trascendencia, con hombres y mujeres a los que tanto les llegó a importar algo que mataron y murieron por ello. Lugares donde inocentes niños, mujeres y ancianos se dejaron la sangre y el pellejo sin comerlo ni beberlo. Lugares y momentos que no deberíamos olvidar nunca y que por el contrario desdeñamos, maltratamos y lo que es peor: utilizamos como vertedero y como retrete, donde dejar la más nauseabunda de las huellas humanas fisiológicas.
Como les adelanto en el título me refiero al zaragozano Belchite. Aquel pueblo viejo, hincado en el corazón de Aragón, que fue escenario de uno de aquellos deprimentes capítulos de nuestra guerra civil. Aquella violenta batalla llamada de Belchite que tuvo lugar entre el 24 de agosto y el 6 de septiembre de 1937. 


En la población se había formado una importante bolsa de resistencia de los nacionales (unos 7.000) y para los republicanos tomar el enclave era prioritario en su avance hacia Zaragoza y en su afán para detener el progreso del enemigo. La defensa fue férrea y finalmente el ejército republicano decidió tirar por el camino del medio y borrar del mapa, con ayuda de la aviación (las moscas), aquel grano en el culo llamado Belchite. La deconstrucción que hicieron sólo ayudó a que la infantería se complicara la vida, pues los escombros convirtieron el pueblo en un escondite maldito, en una madriguera de la sacar a los conejos de papá Frasco iba a convertirse en una auténtica pesadilla para los de la República.
Belchite cayó a manos republicanas pero la respuesta no se hizo esperar y el herido Caudillo (herido pero no donde debería) centró sus esfuerzos en reparar el maltrecho orgullo de su patria. Al final la sempiterna estupidez humana, aquella que se regocija en las guerras, dejó un montón de escombros y miles de muertos. Escombros para siempre y muertos para siempre. Los acontecimientos fueron utilizados como repulsiva y revulsiva propaganda por los nacionales, y aquel montón de piedras, sangre y vidas desperdiciadas y desperdigadas quedó como monumento mal interpretado. 



Se construyó un nuevo Belchite en 1954 y los rojos vieron como su esperanza se desvanecía y se volvía contra ellos. Nunca se retiraron los escombros y hoy sirven sobre todo para que fulanito informe de su amor por menganita en una pared acribillada por balas, sirven para que unos se caguen detrás de un muro donde hace casi 74 años otros murieron por un ideal fascista o por defender la libertad (cada cual a lo suyo) y la dignidad de un pueblo. Sirven de cubo de la basura donde escupen, ante la indiferente mirada de responsables, políticos y medias mierdas o mierdas enteras que se gastan el dinero en todo (útil o no) menos en eso, por poco que necesiten para evitar la profanación y la falta de respeto.
Pero ya se sabe, queda mal confundir fascismo con historia y memoria y por tanto mejor no ser valiente y dar media vuelta mientras se silba. No sea qué…
Hecho el exordio, con el barro de mis botas un poco más seco y avisados todos de que más vale no olvidar para no repetir y que se debería respetar la memoria de los muertos y la de un país (o conjunto de autonomías, como prefieran), déjenme ahora aclarar el porqué de este montón de letras remojadas en mi indignación.
Del porqué estoy “hartico” de que los mismos indeseables de siempre me estropeen los puentes que intento disfrutar con amigos y familia o me fastidien los viajes profesionales a los que tanto empeño les pongo. Aquellos capullos que ya les mencionaba al principio. Aquellos indeseables que ensucian, pintarrajean, se cagan y mean en tantos y tantos monumentos, edificios, caminos y montañas que hablan de nuestro pasado, sea bueno o malo, pero que es nuestro y es lo que somos en el presente.
A los demás, y ahí me incluyo, que carajo nos importa a quién amas, a quién te cepillas o lo que hayas comido un rato antes. Tú, deshonra de la raza humana.




(C)DE LAS IMAGENES ALFONS RODRÍGUEZ/PROHIBIDO SU USO/DO NOT USE.