w a l k o n e a r t h es el lugar donde desahogo mi conciencia y aplasto mis frustaciones. También lo hago en otros lugares, pero me pagan por ello...



miércoles, 2 de septiembre de 2009

La grandeza de Rapa Nui












Había soñado mil veces con pisar la Isla de Pascua o, mejor, Rapa Nui. Ahora sueño con el momento en que la pisé.
Su escasa geografía es un regalo. Cabezas de piedra forjada con el fuego de las entrañas del planeta, talladas a mano, labradas con la fuerza del orgullo de los clanes que habitaban la isla. Hoy casi todos los moais yacen boca bajo con la faz sobre la lava que los vio nacer. Cráteres perfectos para a través de sus aguas oscuras bucear hasta el núcleo de la Tierra y traer de vuelta a los dioses ocultos. Acantilados abruptos, lamidos por las olas violentas del Pacífico. Praderas que se mecen al ritmo que marcan los vientos que azotan la isla más aislada del planeta. Un caballo veloz que cruza el camino y agita la brisa que huele y sabe a mar, a océano...
Error sería limitarse a los moais y a los petroglifos, acierto ensimismarse sentado sobre una piedra con el gran azul al frente y el estruendo de las olas trabajando en la forma de la isla, como sonido de fondo. Esa sensación de letargo que tienen los Mares del Sur es el gran tesoro de Rapa Nui aunque eso, amigos, es sólo una percepción particular que tal vez cueste de entender y que recuerdo vívidamente de otros lugares similares...el reino de Tonga, las islas Samoanas, Papúa Nueva Guinea, Nueva Irlanda y Nueva Bretaña en la remota Melanesia. Incluso en las olvidadas Islas Orcadas o en la inmensa Groenlandia...
Pero, disculpad, ya os acostumbraréis a mis cambios de tercio, cuando hablo o pienso en viajes no tengo horizonte ni meta y suelo ir de un sitio a otro sin un rumbo determinado. Como veis acabo de pasar del trópico al ártico, pasando por Europa en dos líneas. Cosas del ansia, supongo.
Rapa Nui hizo que Yolanda, David y aquí el que os escribe vivieran momentos especiales. Momentos que nos unieron todavía más, si es que eso es posible.
Concluiré añadiendo una recomendación y un aviso: Respetad la identidad Rapa Nui, no queda mucho de ella y recordad que allí los precios son casi como en la Quinta Avenida neoyorquina. Cosas de la globalización.
















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