w a l k o n e a r t h es el lugar donde desahogo mi conciencia y aplasto mis frustaciones. También lo hago en otros lugares, pero me pagan por ello...



martes, 23 de octubre de 2012

STREET PHOTOGRAPHY EN IRLANDA

Hace poco estuve haciendo una especie de  "loop" por Irlanda.
Hice algún "trabajillo" fotográfico pero tuve tiempo de relajar cuerpo, mente  y circuitos integrados de mi D800. Tuve tiempo de mirar, observar y disfrutar. Sin pretensiones. Por el mero placer de hacerlo.
Os dejo aquí unas cuantas instantáneas de las que realicé. Fotografía de calle, sin más preámbulos...

Mi preferida es la antepenúltima (pinchar para agrandar), y la vuestra?


















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viernes, 28 de septiembre de 2012

LA CASA DE JABÓN, etnografía de una cárcel boliviana

Es un placer anunciar que acaba de publicarse el libro La Casa de Jabón, de Ediciones Bellaterra, cuya autora, Francesca Cerbini es una gran etnógrafa y mejor amiga. El libro trata sobre la Prisión boliviana de San Pedro, lugar donde tuve la suerte de trabajar en un reportaje junto a Francesca. El reportaje se ha publicado en diferentes medios dentro y fuera de España, como The Courier, El Mundo y otros...La foto de portada la firma un servidor y a mucha honra.




Un preso en la sala de espera de la celda-peluquería. Prisión de San Pedro. La Paz. Bolivia.

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viernes, 3 de agosto de 2012

¿Conseguir la foto o salvar una vida?


© Foto Santiago Lyon/ Fundación Miguel Gil Moreno


Parte I.

¿Conseguir la foto o salvar una vida?

Con esta pregunta-titular comenzaba un amplio reportaje publicado hace más de 10 años en uno de los periódicos nacionales más importantes de nuestro país.
Conservaba el recorte,  con el papel ya amarillento, en una vieja y polvorienta caja de mi archivo. El otro día, filtrando recuerdos, limpiando mi historia y dejando hueco para la parte de existencia que se avecina -si tengo suerte-, lo encontré, bien doblado, al final del legajo en que se convierte cualquier vida pasada.
Fue un reencuentro triste, cargado de melancólica agonía, no sólo por el contenido del reportaje si no por  la emoción que recuerdo  me produjo su lectura y la excitación pasional que me inyectó. Hoy, tras tantos años viendo  lo peor de este mundo, mis sensaciones poco tienen que ver con aquellas. Me explico, o lo intento.

Era un reportaje sobre libros de temática reporteril. Libros que hablan del oficio, escritos por los propios reporteros. Hablando de ellos mismos o en ocasiones de compañeros de profesión. La página que abría llevaba una imagen a buen tamaño -18,3x27,5 cm –. Una fotografía de Santiago Lyon, captada en 1998, en la que se veía a Miguel Gil junto a un guerrillero albano kosovar en Pastina, los dos junto a Lyon escapando de los disparos. El guerrillero  con fusil en ristre, Gil con su cámara en pleno curro. Muchos la habréis visto. Imagino a Lyon, el autor de la foto, a escasa distancia, encuadrando, enfocando y casi sin componer – a la mierda con la composición- creando una foto épica, pegándole un mordisco a la realidad y escupiéndolo después en los medios de comunicación. Pero sobre todo guardándoselo  en el particular cajón de su pasada existencia. Miguel Gil, “chupao”, blanco de piel, el gafitas  con dos huevos. Uno de los que me empujó por la ventana. Esa ventana por la que se lanzan o son empujados – como el paracaidista en su primer salto- los que nos decidimos por esta amada y odiada profesión. Miguel Gil, el grande.
Paso la página y  a la izquierda aparece una columna de opinión de Llàtzer Moix. La leo otra vez, una década después de ser escrita. El señor Moix comienza su columna con el siguiente párrafo: “El buen reportero es un infrecuente cruce de hombre de acción, estudioso y buen ciudadano.” La frase tiene sus verdades, pero incompletas. Decía Kapuscinski que la verdad está siempre tras un campo  minado. Y si alguien la quiere hay que apretarse y cruzarlo, añadiría yo. Más razón que un santo la del maestro de reporteros.
Con permiso de Moix, y como complemento a su frase, yo añadiría que a la acción, el estudio y la bondad cívica hay que añadir la paciencia. La única virtud que  nos permite aguantar tanta mierda en espera de un mundo mejor.  La única que nos permite soportar nuestras precarias condiciones profesionales, nuestros sueldos de guasa y nuestro incierto futuro. Sin duda es la paciencia, a estas alturas, y no la pasión por nuestro oficio lo que nos hace resistir en este agujero. No hay sacrificio, estamos aquí por que queremos. Por cojones. Por que no sabemos o queremos hacer otra cosa en la vida. Valor, cultura y civismo concluye el autor. Los ingredientes básicos del buen reportero. Un ideal que con total seguridad no se cumple casi nunca.

Continuará…

jueves, 2 de agosto de 2012

CRÓNICAS AFRICANAS | BURKINA FASO

Un joven minero sale de su estrecha galería de 50 metros de longitud vertical

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Un breve adelanto fragmento de mi último trabajo en Burkina Faso. Oro a precio de Arroz o viceversa. La explotación de las minas de oro y la fiebre del último año.
Forma parte del Proyecto El Tercer Jinete, que pronto verá la luz.


viernes, 22 de junio de 2012

MINDANAO, THE CRUELTY OF WASHI


One of my latest works, the consequences of the Tropical Storm Washi in Mindanao. The guys from ACF International in Asia have done this multimedia using my pictures. We were working together on the " Ground Zero", so here the outcome.
My final work will be issued on media next september in Yo Dona Magazine, and beyond on my project The Third Rider.


ACF Final Cut May30 from Shutterbug Creative Lounge on Vimeo.


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viernes, 15 de junio de 2012

KENIA, GRANDE Y LIBRE.


No entiendan ustedes, queridos amigos, nada que no es. Que aquí un servidor es obrero (aunque sin callos en las manos, los tengo todos en el corazón) de los que curran mucho por poca pasta.
Ninguna alegoría oscura y subliminar  debe ser atribuida al título de este sencillo post. Que quede claro. Además, he quitado el “una”.
Lo que aquí les cuento tiene que ver todo con un país al que he viajado en varias ocasiones. Un país africano que lo pasa mal. Una tierra donde la mayoría son unos desheredados y en la cual no se dan duros a 4 pesetas (que uno tiene una edad). Un país de hambre, miseria, de explotaciones humanas y geográficas, de carencias…
Un país digno donde la gente se gana la vida como puede o como le dejan. Aunque esto no es nada singular. Es lo mismo en todas partes.

Hoy les voy a hablar de la cara amable de este lugar. Que también la tiene. De las bellezas y bondades de una tierra grande. De una tierra libre. Salvaje.
Kenia es así. Y gracias a ello logra resurgir de entre sus propias turbiedades, una y otra vez.
Vayan. Viajen a su corazón. Conozcan a sus gentes y disfrútenlas. Disfruten de sus paisajes, de sus luces imposibles. De sus tormentas y de sus seres vivos primigenios. Acaricien sus aguas y estírense en sus praderas. Vean pasar la nubes y oigan el rugido de las bestias en la noche. Respeten.
Respeten lo que pisen, lo que coman, lo que vean. Respeten lo que entiendan y también lo que no entiendan. Manifiesten sus anhelos a quién tengan que manifestárselos y después háganlos realidad. Todos.
A Kenia hay que viajar con las manos abiertas y la mochila vacía. Allí se llenan de sinceridad y pasiones. 
Hay un olor a tierra húmeda tras la lluvia que no se puede comparar a nada. Una luz en la sabana que se graba en la retina para siempre.
Vayan, queridos amigos, vayan y vean, aprendan y admiren.

Pero eso si, un aviso: piensen que en ese país hay otra realidad, aquella que forma un binomio indisoluble, el de la propia existencia. Pueden ustedes conocerlo o no, pero sean conscientes y consecuentes. Ya se lo dicho todo.
Ahora mi pequeño homenaje…


PROHIBIDO EL USO DE ESTAS IMAGENES/ DO NOT USE THE PICTURES















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lunes, 11 de junio de 2012

A CORUÑA: OBJETIVO CUMPLIDO

Hace  unos días os comentaba que me disponía a iniciar un nuevo encargo:  OBJETIVO CORUÑA.
Tenía que ofrecer mi mirada fotográfica personal de esta bella ciudad atlántica.
Hacía 4 años  que había estado en A Coruña pero en aquella ocasión no tomé ni una sola fotografía.
Esta vez ha sido diferente.

Es una ciudad que regala luces  que producen envidia, huele a mar y sabe a mar. Tiene las dimensiones perfectas para vivirla a pie, notando su fresca brisa a cada paso.

La gente es otra experiencia que hay que anotar, palabra a palabra, en un cuaderno de esos que nos acompañan hasta el final del viaje. Envuelta en agua como si fuera un regalo que ofrecer a tu ser más querido. Es de esos lugares a los que se vuelve. Y se vuelve. Y se vuelve a volver.

Qué ciudad!

Os dejo con unas cuantas imágenes de esas que sólo se publican en los blogs. Espero que os gusten, son sólo un pedazo de A Coruña. Pronto habrá más, mucho más.

(Por favor no las utilicéis sin mi permiso. Gracias.)

Al acecho...

La esquina.

No todo fuera de foco.

Puerto, sol y gaviota.

Por la mañana.

Van y vienen.

Reflejos budistas.

The Culture of Color.


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miércoles, 16 de mayo de 2012

THE THIRD RIDER: CHRONICLE FROM INDIA


No words.
There is no need.
This is an unfulfilling world. But is worth to fight for it.
Sorry for that.

India. Bihar. Biraul.

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domingo, 13 de mayo de 2012

EL TERCER JINETE: CRÓNICAS DE BANGLADESH (II)

Una mujer rebusca entre la basura de Kamrangchir gar, a las afueras de Daca.

Los habitantes de Gabura se preparan para las próximas inundaciones y rellenan sus tierras con fango

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Cinco kilos de arroz.
La palabreja tiene tela. Kamrangchir gar se llama el sitio. Gar en bengalí significa isla, hasta ahí llego.
Una pequeña ínsula de 3 km cuadrados, olvidada por la gran Dhaka, bañada por uno de los ríos más contaminados del mundo y habitada por 400.000 almas de Dios. Bueno serían suyas y se ocuparía de ellas hace tiempo. Ahora pasa un huevo y parte del otro, de tan poco provechosa propiedad. O eso debe pensar el señor Dios, todo poderoso él.
Hace calor y mucha humedad. Huele a mierda pura en putrefacción. Hace años este lugar era un vertedero. La única diferencia con el presente es que antes sólo había basura y ahora hay basura y seres humanos, estos todavía sin caducar.
Cuesta respirar, al menos a mi. Ellos –los habitantes del suburbio- tal vez hayan evolucionado, como  hicieron los pinzones de Darwin en las Galápagos, y ahora tengan unos filtros de doble paso, con sistema humidificador y extracción de gases en los pulmones, con un dispositivo paralelo que cubre también los bronquios, todo de fabricación alemana. Lo último en evolución, oiga. O no.
A lo mejor están todo el santo día oliendo y respirando mierda pura y se joden. O toda su vida, así sin más. Tal vez los pobrecillos no se han adaptado.
Como el suburbio es un asco  -deben pensar los que mandan- no lo incluimos en los planes de desarrollo de la capital. Y a ver si se ahogan todos. Con el mal olor o en esas pestilentes y negras aguas. Aguas con las que lavan la ropa, los cacharros de cocina, se bañan ellos  y todo eso. No quiero ni pensar que más hacen con esa agua. Me niego.
No hay clínicas. Bueno, el gobierno no ha puesto ni una. Sólo una bienaventurada ONG, los salvavidas de MSF, ha instalado dos centros y están que no dan al abasto. No me extraña: 400.000, recuerdan?.
Lo bueno que tienen aquellas gentes es que le han buscado el lado positivo. De la desesperación deben haber pasado a la resignación, y de esta al negocio. Que hay que comer, aunque sea poco y malo. Y así rebuscando entre la mierda, reciclando y llenándole los bolsillos a los empresarios que además dirigen la ciudad, se sacan unas perrillas para comprar los cuatro granos de arroz con que se alimentan. ¿Atan ustedes cabos?. Por eso están bien como están. Si les limpian la mierda, ¿quién hace el trabajo sucio?. Verbigracia.

El avión de hélice me deja en Jessore y de allí, tras unas cuantas horas de carretera, nos metemos en el profundo corazón rural de Bangladesh. Pago mi tributo y me reúno con una serie de líderes locales, miembros de oenegés nacionales, algún periodista y demás gente responsable del distrito. Todos  van bien vestidos: pantalón elegante, camisa bien abrochada, zapatos relucientes. Y luego estoy yo.
Saludos muy formales, bienvenidas calurosas, seriedad distendida en el ambiente y tal. Por supuesto no se ve ni una mujer en la sala. Las oigo en la cocina.
Nos sirven la comida. Muy buena y muy picante por cierto –mucho quiero decir-. En un instante, aquel grupo de hombres bien educados, según nuestros parámetros culturales y sociales, se transforman. Empieza la bacanal.
Manos pringosas por donde chorrean sustancias aceitosas, ruidos al masticar, sorbos, eructos. Nadie habla. Se chupan los dedos y la palma de la mano derecha, se beben el dhal – sopa de lentejas- directamente del plato plano. Más eructos. A mi me acercan un tenedor, del que hago el uso correspondiente y así, entre disimuladas miradas entre ellos y un servidor, acaba el banquete. Sé de sobra que aquí se come con la mano, pero cuesta ver a una banda tan bien puesta poniendo en práctica tal repertorio de gestos y sonidos que para nosotros significan  justamente lo contrario: mala educación.
Hablamos de muchos temas que me saltaré con su, vuestro permiso para no aburrir, pero vamos a detenernos en uno: el de la igualdad de la mujer. Me cuentan que luchan por sus derechos, por la igualdad entre hombres y mujeres y yo les pregunto que si hay alguna mujer en sus respectivos equipos directivos. La respuesta ya se la imaginan ustedes. Están en la cocina.

Viajo hasta Gabura, una pequeña isla de rio, que cada año se inunda con la crecida del nivel de las aguas, destrozando las casas de los habitantes. Toda la zona costera del país está amenazada por los efectos del cambio climático. Además el gran delta del Ganges se rellena de un agua de alta salinidad por las filtraciones, esto y los ciclones, además de la tala masiva  -se han cargado los árboles- deja el medio mucho más vulnerable. Los vecinos no tienen donde cultivar y se limitan, los que pueden, a trabajar en la cría de gambas y cangrejos. Lo que a su vez contribuye a acabar con el ecosistema local. Es una isla de fango y sus habitantes viven en fango. Subsisten como pueden y talan árboles ilegalmente del vecino Parque Nacional de los Sundarbans, uno de los últimos reductos naturales del diezmado tigre de bengala.
Me paro con una familias que refuerzan sus chabolas de cara a la próxima llegada de las lluvias. Me explican el drama del año pasado y el miedo por el que esta por venir. Les pregunto si alguien del Gobierno ha pasado por allí últimamente. Nada. Sólo cuando paso el ciclón Ayla vino un representante segundón, si no fuera por Oxfam y sus socios... El político nos prometió ayuda, dicen. Al poco llegaron unos botes. Traían un saco de arroz de 5 kilos para cada familia. Cinco kilos para cada familia de 6 miembros de media, han oído bien.
Pienso en voz alta y me expreso con claridad: Desde luego, se podían meter los cinco kilos de arroz, grano a grano, sin prisa pero sin pausa, por aquel orificio trasero de utilidad fisiológica de nombre poco agraciado. Ya saben. ;-(


viernes, 4 de mayo de 2012

EL TERCER JINETE: CRÓNICAS DE BANGLADESH (I)


Dhaka. Gulshan. Photo with iPhone.


Money for nothing
Para ser sinceros, la toma de contacto con el país no ha sido nada del otro mundo. Pero es sólo el principio. Hace 15 años estuviste a punto de viajar a Bangladesh, conocer la Boca del Ganges, los Sundarbans, las tierras prohibidas del Este de Chittagong, la confluencia de los sagrados ríos Brahmaputra y Ganges y bañarte en las aguas de la Bahía de Bengala. Pero no lo hiciste. Recuerdas que en aquel entonces el lema turístico del país era: “ Ven antes que el turismo”. O algo así.  Llegas con un retraso de 16 años pero el turismo todavía no ha llegado.

Ves que hay cosas que no cambian en estos lares. El claxon se sigue utilizando en vez de ceder el paso, hacer un stop, aminorar la marcha o poner el intermitente para girar o parar. Esto, convierte un paseo por la ciudad de Dhaka en una ruidosa travesía, sinfonía, “sin ton ni son”, con la que martirizar tus oídos.
Ves que cuando llueve todo se embarra pero nada se detiene, igual que  en la vecina India. Observas, atónito, como los rickshaws y auto-rickshaws se cuelan por todas partes y como las calles siempre sufren el típico cuadro sintomático de hora punta: ruido, prisas, atascos, polución…
 

Dhaka. Gulshan. Photo with iPhone.

Dhaka. Gulshan. Photo with iPhone.
(C)DE LAS IMAGENES ALFONS RODRÍGUEZ/PROHIBIDO SU USO/DO NOT USE.



El largo viaje desde la remota tierra de los parados y los recortes te deja maltrecho y el insomnio a 10 kilómetros de altura aún más. Sales del hotel y en la esquina ya te han pedido pasta tres o cuatro con el punzante – para ti- gesto de llevarse una mano a la boca y la otra a la barriga. Varios rickshaw wallah se ofrecen a llevarte pero tú lo que quieres es andar. Con ruido o sin él. Con calor o sin calor.
Saltas unos cuantos charcos y te atreves a cruzar  unas cuantas calles. Encuentras por casualidad un restaurante  y recuerdas que no has comido desde ayer, cuando surcabas el firmamento a mil kilómetros por hora. Entonces piensas en Alonso o Stoner y te das cuentas de lo relativo que es todo. No son tan rápidos.
Decides no entrar en ese establecimiento pues parece un poco fashion y tu buscas algo más local. Te abren la puerta y sin darte cuenta estas sentado en una mesa. Eres el único comensal, aunque caben unos cuarenta. Sin apenas tiempo para desplegar la servilleta  te plantan la carta delante. La oferta es abundante.
Le pides al camarero un plato muy de la tierra –bangladeshí, vamos- pero te suelta, convencido, que ese tarda mucho. Mejor el pollo a la nosequé que es muy rápido. Le devuelves un categórico “no tengo prisa”, pero él insiste. Acabas por aceptar la sugerencia. Le añades que te traiga un Nan -pan indio- pero como tarda 20 minutos, mejor patatas fritas a lo Burguer King, me asegura el tipo. No, le dices, prefiero esperar pues quiero algo más local. Insiste y acabas por decirle que te traiga las putas patatas. Al final, evitas el postre y pides un té, pero – a estas alturas ya te lo esperas- el sujeto te asegura que un café solo y soluble es mucho más rápido. Te haces quemaduras de tercer grado en la lengua por beber a toda pastilla. Qué estrés. Joder.
La banda sonora es lo ultimísimo de Dire Straits, dale que te pego en los altavoces. Pides la cuenta y ya la tienen hecha. Lógico. Pagas raudo como alma que lleva el diablo y sales cagando ostias del lugar, justo cuando suena el inédito y novedoso tema de los  Straits:  Money for nothing. Qué casualidad, en eso mismo estabas pensando, verdad?.

En fin, esperas volver pronto, con más  y mejor.

sábado, 14 de abril de 2012

ENTRE MIRADAS o Take the money and run...

El pasado día 12 de abril tuve la ocasión para presentar mi nuevo libro Entre Miradas, de TPS Books Editors.
Fue uno de esos momentos que culminan un gran esfuerzo. Uno de esos instantes en los que parece que acabas un capítulo de tu vida, para empezar otro.
No son tiempos fáciles para esta profesión en particular y para casi nada en general: contratos abusivos, tarifas basura, desdeño por parte de los medios de comunicación de trabajos de calidad para, en cambio,  priorizar recortes y/o trabajos superficiales, decepción por parte de los profesionales que han trabajado duro, “tiradas de toalla”, desengaños y un sin fin de “huidas de cerebros” nacionales que triunfan en las “américas” ante la inopia y la deleznable actitud de  los editores y medios españoles.
Por todo ello hay que reinventarse, superarse, resurgir y no mirar atrás. Siempre nos quedará un salto a la piscina, con la esperanza de que se llene de agua antes de que nos demos de bruces con el suelo seco y duro de esta. Así es como hay que pensar y así es como, de repente un día, aparece esa agua vivificante y alentadora. De darse ostias salen los callos del éxito.

Siempre hay la posibilidad de encontrar a alguien con más luces que avaricia, con más ingenio que cobardía. Con ganas de invertir en un presentimiento, más que en despidos masivos. Con intenciones de apostar por la esperanza más que jugárselo todo a la carta de “take the money and run”.

Me gustaría ser positivo. Me gustaría, quiero serlo, lo soy. Sabemos que el presente que se explica hoy con mala cara y peor gesto se convertirá en historia pasada cuando llegue el futuro. Sabemos de sobra que siempre hay  alguien o algo en peores circunstancias y que, además, llegarán tiempos mejores. Tiempos eso si que no vendrán por si solos o por propia iniciativa. Serán momentos, aquellos, que habremos de atraer nosotros, con nuestras ganas de superación, con nuestra fe en nosotros mismos y en los que nos rodean. Una fe de carne y hueso, sin divinidades ni apoyos celestiales que han demostrado fallar más que una escopeta de feria. Hay que creer en las nuevas oportunidades.
Por eso me considero afortunado. Afortunado por tener esas ganas de seguir adelante. Afortunado por tener personas que me arropan y dan calor, que me allanan el camino cuando es  una cuesta pronunciada llena de baches o cuando es una bajada resbaladiza. Muchos de ellos estuvieron el día 12 a mi lado.

La intención no es que este positivismo sea tomado como un alarde. Ojalá que mi “buen rollo” no sea entendido como vanidad insana. Espero que mi ánimo no se malinterprete como chulería. Por favor, no. Sólo quiero decir, transmitir o tal vez intentarlo, que la lucha sigue. Que los alienígenas no han destruido la Tierra y han aniquilado la raza humana. Que nada ha acabado. No podemos pretender terminar ahora como héroes, como los últimos que plantaron cara. No somos los elegidos.  Tan solo somos tropa, componentes de un gran y eterno ejército que ha de continuar en las trincheras. Anónimos y efímeros. La fuerza no está en uno, está en todos. Si nos apoyamos triunfamos. Si nos miramos a la cara nos entendemos. Entre  miradas honestas encontraremos como salir de está. Estoy seguro.
Concluyo. Gracias a todos los que siempre estáis ahí. Esa presencia es la nutritiva tajada que saco de todo esto que hago. Es lo que obtengo como premio.
Os dejo, unas líneas más abajo,  con unas fotografías tomadas por Marcelo Aurelio y Godo Chillida (más una de mi hijo David), la otra tarde en TPS. Estos son dos de esos compañeros que allanan el camino, de esos que siempre están ahí. Me quito el sombrero ante ellos y ante todos los demás que acudieron, que fueron muchos. Y ante los que quisieron pero no pudieron. Me quito el sombrero y aplaudo por un espectáculo auténtico y sincero. Con esos intérpretes me considero el  más afortunado de los espectadores. Joder, como no voy a estar eufórico.

Manel Úbeda, "il professore"

Manel Úbeda, autor del prólogo de Entre Miradas, amigo y profesor en mi etapa de estudiante.

Es evidente: yo junto a Federico Caal, un luchador nato.

Dedicando el libro a uno de mis mejores amigos, Albert.

Con Marcelo Aurelio, un verdadero "crack argentino"
Un servidor con el cartel anunciador de la exposición el día de la presentación del libro.
Foto: David Rodríguez Pahissa



(C)DE LAS IMAGENES MARCELO AURELIO, GODO CHILLIDA Y DAVID RODRÍGUEZ PAHISSA /PROHIBIDO SU USO/DO NOT USE.

miércoles, 28 de marzo de 2012

GUATEMALA, LA LUCHA CAMPESINA

Video perteneciente al reportaje que publicamos Alberto Arce (texto) y un servidor (fotografía) en portada del Magazine de La Vanguardia,  el pasado 14 de Enero, con motivo de la toma de posesión oficial del Gobierno de Guatemala por parte de Otto Pérez Molina.
Imágenes de video y audio  captadas con iPhone


500 años de lucha, de sangre y sufrimiento dejan mella en la comunidad campesina de la tierra guatemalteca. Esta es la historia del Valle del Polochic y de como los sicarios y los terratenientes hostigan y desalojan a los auténticos amos de aquellas tierras en injusta disputa: los ancestrales mayas. Las imágenes y el audio están captados con iPhone y en ciertos casos dichas imágenes y fotografias están realizadas sin el consentimientos de los sicarios a sueldo que trabajan para los grandes ingenios y los terratenientes de los monocultivos destructores del porvenir campesino.


(C)DE LAS IMAGENES ALFONS RODRÍGUEZ/PROHIBIDO SU USO/DO NOT USE.

martes, 20 de marzo de 2012

CRÓNICAS FILIPINAS IV: Nuestro peor enemigo, nosotros mismos.

 Un soldado de élite de la Armada Filipina, controla las entradas a Kidapawan.
© Foto Alfons Rodríguez.

 Una madre y su bebe en el Hospital de German Doctors en el barangay de Buda.

(C)DE LAS IMAGENES ALFONS RODRÍGUEZ/PROHIBIDO SU USO/DO NOT USE.


Al cruzar el Delta Bridge se deja atrás Cotabato City y se entra en la ARMM (Autonomous Region in Muslim Mindanao), pero nada diferencia a simple vista un lado y otro del puente, que salta sobre el Rio Grande y hermana con recelo ambas regiones, antaño bañadas en sangre y fuego.
“Peace not War”, declara un letrero anclado en la cuneta de la carretera. Este es otro de los conflictos olvidados que salpican nuestro mundo y que ya cuenta con 44 años desde su maldito nacimiento. Si se le puede llamar suerte, diríamos que la suerte es que ya llevan varios años de alto el fuego y las conversaciones de paz, aunque algo lentas, avanzan. Que, por conformarnos, diríamos que no es poco.

La palabra más peligrosa es guerra”, reza en otro letrero de carretera. Y si no es así que se lo digan a las familias que hace unos días tuvieron que abandonar sus hogares en Upper Lombo. Les entrevisto bajo un mango, a la sombra de su denso ramaje y de la timidez y el miedo de su “capitana”-así se llama aquí a la líder del grupo- una mujer de aspecto fuerte y con recelo en la mirada.
Me cuentan que no hay alternativa.  Cuando el pánico se apodera de uno se apodera también de su destino y te lo marca de una forma siniestra. El miedo es el dictador en el régimen de los pobres, de los débiles. Tropas de élite del ejército nacional, me cuentan, entraron en su aldea y los hicieron formar. Apresaron a uno de los hombres, lo metieron en una de las casas y le dispararon a bocajarro. Se llamaba Ramón Batoy y se le acusó, antes de la ejecución, de rebeldía contra su país. Aquí te pillo, aquí te mato.
Tenía cinco hijos y esperaba otro. Su familia ha sido transferida y nadie sabe donde se hallan en la actualidad. El hermano se halla en prisión, acusado de ser uno de los comandantes del NPA (New People’s Army), aquí conocido como “El Ejército de los pobres” o “ Los guardianes de los pobres”. Cuentan que su lucha defiende los derechos de los más desfavorecidos. Y si el rio suena, agua lleva.
Pero el conflicto en la región viene de lejos. Todavía muchos creen que su origen está en la cesión ilegal de tierras que hicieron españoles a estadounidenses en el Tratado de Paris, en el año 1898. Tierras  que después se anexionó el estado filipino sin preguntar a los líderes tribales de Mindanao, enviando colonos con títulos de propiedad sobre la tierra que los habitantes de la isla rechazaron.
En 1968 una terrible masacre de musulmanes, trajo la reacción definitiva de los seguidores del Islam, no sólo de la isla sino de otros países árabes del mundo. Otra matanza posterior hizo que el ahora depuesto y muerto dictador libio Muammar el   Ghadafi tomara cartas en la sangrienta partida que se jugaba en Mindanao.
El libio y otros países islámicos apoyaron la formación de  un ejército musulmán denominado MNLF del que se escindió una facción llamada MILF (Moro Islamic Liberation Front) que siguió luchando tras los acuerdos de paz firmados en el 1996 por el MNLF. Aunque en la actualidad existe un alto el fuego frágil que parece avanzar con cautela por ambas partes.
El conflicto es más complejo y con otros actores en el escenario pero no les voy a aburrir aquí con más historias sobre la Historia. Hoy día, Cotabato City sigue asediada con atentados, raptos y hostigamientos por parte de grupos violentos que perpetraron más de 150 acciones en la ciudad el pasado año y llevan 25 en lo que va de este. Poca gente circula por las avenidas principales a primera y última hora, que es cuando parecen ocurrir la mayoría de ataques.
Este y otros motivos, de los que he hablado en anteriores crónicas (azote de la naturaleza, repartición de tierras, precios de los alimentos básicos…) son las razones por las que familias como la de Edinia Manlanggoy apenas tiene que echarse a la boca cada día. Poseen una linterna, me explica, que utilizaban para cazar ranas por la noche, su única fuente de proteínas. Pero se acabaron las pilas. Suena a chiste. A broma macabra. Unas pilas que dan de comer. Una débil luz que alimenta. Se apaga la luz y se enciende el hambre.
Edinia ha caminado 6 horas con su hijo a cuestas para llegar al hospital de Buda en el distrito de Marilog. Su bebe, de un año y medio, está severamente desnutrida y mira con miedo. La pequeña Jeffrel luce una especie de amuleto en el cuello. En su interior un pedazo de su cordón umbilical que se supone debía protegerla de la enfermedad y de un destino nefasto. Ahora el amuleto es una bolsita de preparado proteínico que le suministran en el centro hospitalario. Creencias las justas.
Salgo del hospital totalmente derrotado. Lo admito. Un niño con una malformación en la boca tiene hambre pero no puede succionar del pecho de su madre. Le cuesta alimentarse y llora sin parar. Fotografío su ansiedad pero me dejo allí su llanto estridente. No lo filmo para no tener que volver a oírlo.
Otra de arena.
Nuestro peor enemigo somos nosotros mismos”, reza en un nuevo letrero de carretera. Tras su lectura, me pregunto  por la razón de nuestra inconsciencia. Si lo sabemos, cuál es el motivo que tenemos para no solucionarlo. ¿Si podemos hacer algo, quién o qué nos impide hacerlo?. Somos nuestro más despiadado enemigo y  lo peor y paradójico es que nos tenemos bien identificados. Sabemos donde vivimos y que recorrido hacemos cada día al trabajo. Conocemos bien nuestras costumbres y hábitos. Nos podemos auto emboscar y detener, leyéndonos nuestros patéticos derechos. Y si somos culpables, que lo somos, ejecutarnos de una puta vez y acabar con todo este circo. Con toda esta pantomima barata en que nos hemos convertido.