w a l k o n e a r t h es el lugar donde desahogo mi conciencia y aplasto mis frustaciones. También lo hago en otros lugares, pero me pagan por ello...



sábado, 22 de octubre de 2011

CRÓNICAS NORUEGAS | 2ª Parte.


Dice el capitán del Trollfjiord, Yngve Johannessen, que nació en Stoknarknes. Una pequeña población en el Fiordo del Troll en la que continua veraneando todos los años. Johannessen es un tipo alto, educado, con clase, como corresponde a un comandante de su categoría. Lleva un año al mando de esta nave pero ya son 36 los que hace que navega estas frías aguas. Bromea, asegurando que los asientos del puente de mando son tan cómodos para que él y sus pilotos se puedan dormir confortablemente mientras navegan entre los sinuosos fiordos.
 

(C)DE LAS IMAGENES ALFONS RODRÍGUEZ/PROHIBIDO SU USO/DO NOT USE.




 Puente de mando y el capitán Yngven Johannssen en la 1ª imagen.

Hemos surcado estas oscuras aguas toda la noche, para amanecer en Trondheim, la tercera ciudad de Noruega. Fundada en el 997 por el rey vikingo Olav Trygvasson con el nombre de Nidaros. Hoy, de sus casi 170.000 habitantes unos 30.000 son estudiantes. Sus pintorescos edificios de colores, construidos con madera, jalonan el rio Nidel, a diferencia de su pétrea catedral, monumento nacional noruego.
La ciudad es de una belleza fría y dorada a semejanza de sus mujeres, valkirias que parecen llegadas directamente del Varhala para hacerse con las almas y el corazón de cualquiera que ose mirarlas una sola vez.
Entre Stokkoya y Harsvik cruzamos por un estrecho canal natural del cual casi se pueden tocar las oscuras piedras de la orilla. El sol que iluminó antes Trondheim ha vuelto a desaparecer,  pero la temperatura da un respiro a los que frecuentamos la cubierta superior alucinando con las maniobras del bueno de Johannenssen. Mientras, unos grumetes cepillan la cubierta y “flipan” con unos “guiris” que chapotean en los jakuzzi exteriores.
Dirección noroeste y ya iniciada la noche alcanzaremos Rorvik, para desde allí navegar en la oscuridad durante horas y cruzar el Círculo Polar Ártico, a una latitud de 66° 33’ Norte, con las primeras luces del alba. Pero eso será otra crónica. La de mañana.
Saludos.





 Trondheim y el faro de Kjeungskjaer



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4 comentarios:

  1. Noruega es otro mundo, compañero!. Allí parece imposible que pase nada malo e incorrecto...hasta que salta un pirado arma en ristre y la monta bien gorda!. Un abrazo en una mañana de luces mas bien nórdicas.

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  2. Rafa, no todo son Auroras boreales en Escandinavia...como no todo son niños hambrientos en África.

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